La energía solar se ha consolidado como la alternativa más viable para los usuarios a la hora de sustituir a las fuentes de energía no renovables, convirtiéndose en una de las claves de la transición energética. Sin embargo, es fundamental realizar una evaluación del impacto ambiental que tienen las instalaciones fotovoltaicas en su entorno, tanto las domésticas como aquellas a gran escala.
En este artículo, hablamos de los estudios de impacto ambiental y comparamos el de las instalaciones fotovoltaicas con otras fuentes de energía, tanto renovables como no renovables.
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¿Qué se analiza en los estudios de impacto ambiental?
Un estudio de evaluación de impacto ambiental se realiza, generalmente, a solicitud de la Administración, en base a la Ley 21/2013, de 9 de diciembre, de Evaluación Ambiental. Los estudios de impacto ambiental contienen los siguientes apartados:
- Descripción del proyecto. Dónde se encuentra, qué materiales se van a utilizar, el suelo que se va a ocupar y qué recursos naturales se van a eliminar o alterar para la ejecución del proyecto. Asimismo, se describen los vertidos y emisiones proyectados.
- Exposición de alternativas. Se señalan las alternativas estudiadas, incluida la no realización del proyecto. Este apartado finaliza con una justificación de las razones de la solución escogida.
- Inventario ambiental. Debe comprender una relación de:
- Población.
- Flora.
- Fauna.
- Biodiversidad.
- Geodiversidad.
- Suelo.
- Subsuelo.
- Aire.
- Agua.
- Factores climáticos.
- Bienes materiales.
- Descripción de las interacciones ecológicas más importantes.
- Evaluación del impacto ambiental. Se realiza una valoración y cuantificación de los posibles efectos adversos del proyecto, directos o indirectos, sobre el hábitat y sus especies.
- Medidas preventivas y correctoras. Se deben especificar las medidas previstas para reducir, eliminar o compensar los efectos adversos del proyecto.
- Programa de vigilancia y seguimiento, para garantizar el cumplimiento de las medidas previstas.
- Conclusiones.
Evaluación de impacto ambiental de instalaciones fotovoltaicas domésticas
La evaluación de impacto ambiental de las instalaciones fotovoltaicas a pequeña escala, generalmente ubicadas en edificios residenciales y comerciales, debe tener en cuenta sus ventajas ambientales:
- Reducción de emisiones. Estas instalaciones contribuyen significativamente a la reducción de la huella de carbono del hogar, ya que no generan ningún tipo de emisiones ni residuos durante su funcionamiento.
- Uso eficiente del espacio. Al aprovechar superficies que ya han sido construidas, como tejados o balcones, no necesitan ocupar un terreno adicional, lo que evita la destrucción de ecosistemas.
- Generación eficiente. La energía se genera desde el propio punto de consumo, lo que reduce las pérdidas asociadas al transporte y distribución de la electricidad.
No obstante, es importante considerar el impacto ambiental de la producción y desecho de los paneles solares. La extracción y procesamiento de los materiales que los componen tienen un impacto ambiental. Asimismo, al finalizar su vida útil, es necesario gestionar adecuadamente estos residuos para minimizar sus efectos negativos sobre el medio ambiente.
Evaluación del impacto ambiental de las instalaciones fotovoltaicas a gran escala
Una planta fotovoltaica a gran escala aporta beneficios significativos en términos de generación masiva de energía limpia. Sin embargo, en su evaluación del impacto ambiental hemos de tener en cuenta los siguientes desafíos:
- Ocupación de terrenos. La necesidad de ocupar grandes extensiones de territorio puede llevar a la transformación de hábitats naturales, afectando a la biodiversidad de la zona.
- Alteración del paisaje. Paralelamente a lo anterior, la instalación de grandes áreas de paneles solares modifica la estética del paisaje. Esto puede provocar la oposición a la instalación por parte de las comunidades locales, especialmente si la alteración del paisaje tiene consecuencias en el turismo que recibe la zona.
- Efectos en la fauna. Algunas especies pueden verse afectadas por la presencia de la instalación fotovoltaica, ya sea por la destrucción de la biodiversidad o por posibles colisiones contra esta.
Para reducir el impacto negativo de estas instalaciones a gran escala es necesario realizar estudios de impacto ambiental, que contemplen alternativas como:
- Selección cuidadosa del terreno. Se deben priorizar áreas degradadas o de bajo valor ecológico para la instalación de las plantas fotovoltaicas.
- Diseño sostenible. Es preferible optar por diseños que minimicen el impacto sobre hábitats naturales y permitan el paso de la fauna.
- Compensación. Tratar de compensar los daños sobre el ecosistema es clave. Por ello es aconsejable desarrollar programas de restauración ecológica en la zona y monitorear continuamente los efectos de la instalación sobre el medio ambiente.
Es evidente que la evaluación de impacto ambiental de las plantas fotovoltaicas a gran escala será mucho mayor que la de las instalaciones domésticas. Sin embargo, con el establecimiento de medidas preventivas y correctivas como las que acabamos de mencionar se pueden paliar muchos de sus efectos negativos sobre el medio ambiente.
¿Cómo se compara con el impacto ambiental de otras fuentes de energía?
Si comparamos la evaluación de impacto ambiental de la energía solar con otras fuentes de energía, renovables y no renovables, veremos diferencias notables:
Combustibles fósiles
La quema de combustibles fósiles es una de las principales fuentes de emisiones de CO₂, contribuyendo al cambio climático. Además, las actividades de extracción, como la minería, degradan el suelo y contaminan el agua.
Energía nuclear
En lo que se refiere a la evaluación del impacto ambiental de la energía nuclear, tampoco es muy positiva. Las plantas nucleares emplean grandes cantidades de agua para funcionar, pudiendo afectar a los recursos hídricos locales. Además, la gestión de los residuos radiactivos supone todavía un gran desafío, debido a su gran peligrosidad y su tiempo de vida tan largo.
Por otro lado, no debemos olvidar la preocupación por posibles accidentes. Aunque son poco frecuentes, su impacto sobre el medio ambiente y la vida humana es catastrófico.
Energía eólica
La mayor preocupación en la evaluación de impacto ambiental de la energía eólica es su impacto sobre las aves y murciélagos de la zona, que suelen sufrir colisiones. Además, el ruido y vibraciones que emiten pueden perturbar la vida de la fauna local y molestar a las poblaciones que se encuentren cerca.
Energía hidráulica
La construcción de presas puede modificar el curso natural de los ríos, afectando a las especies acuáticas que viven en ellos. Asimismo, los grandes proyectos hidroeléctricos pueden obligar a la población local a desplazarse por encontrarse en una zona que va a ser inundada, provocando su desarraigo y dañando irremediablemente el ecosistema que quedará sumergido.
En definitiva, la evaluación de impacto ambiental de las instalaciones fotovoltaicas nos muestra que suponen una alternativa más sostenible y con menor impacto ecológico en comparación con el resto de fuentes de energía, tanto convencionales como renovables.